
Ha regresado esta semana 'Física o Química' a Antena 3, con doble capítulo, martes y miércoles, para deleite de jóvenes y adolescentes. Y lo ha hecho enseñando los culos de varios de los protagonistas masculinos. La audiencia ha respondido bien, con una media de un 17% aproximadamente cada día, en la línea de temporadas anteriores.
Y la pregunto que me vengo haciendo desde antes incluso del estreno de la cuarta temporada, ¿era necesario? ¿Para qué? La respuesta es, no obstante, simple: para incrementar la audiencia. Gorka, Julio y Cabano se prestaron, por exigencias del guión, a mostrar sus traseros a esos 3 millones de fieles seguidores.
Antes incluso de escribir estas líneas algunos amigos y compañeros ya han puesto el grito en el cielo por mi previsible opinión contraria a este recurso del 'todo por la audiencia', como Alberto de Talavera. Por partes. No soy un moralista recalcitrante que se oponga por norma a los desnudos en televisión, pero tampoco me gusta el uso de los mismos exclusivamente como medio para un único fin: la audiencia. ¿Qué mensaje está trasladando la televisión de hoy a este segmento de población tan vulnerable y que tiende a imitar lo que le echan por la caja tonta? ¿Que es megasúperguay ir a un charco y desnudarse?
La televisión tiene una responsabilidad enorme en la formación de las personas y, especialmente, de niños y adolescentes, de ahí que los contenidos que se dirigen a estos sectores deberían cuidarse especialmente para evitar que esa formación se convierta en deformación, que es lo que considero que está sucediendo en la televisión desde la década de los 90. Desnudos, sí, pero en un contexto adecuado.