Eran pocas -televisiones- y parió la burra, o sea, José Luis Rodríguez Zapatero, con perdón. Porque fue llegar al poder el PSOE en la anterior legislatura y bendecir el nacimiento de dos nuevas televisiones nacionales en abierto, Cuatro (Grupo Prisa) y La Sexta (Mediapro). Las privadas, Telecinco y Antena 3, pusieron el grito en el cielo, pero pronto se tuvieron que conformar con los dos premios de consolación que recibieron cada una en forma de canales de TDT.
En la corta historia democrática española tras la muerte de Franco, poder político y medios de comunicación han ido de la mano hasta nuestros días. Cada gobierno nacional y autonómico de turno ha ido beneficiando a sus medios afines, promoviendo en algunos casos incluso el nacimiento de unos para contrarrestar a otros existentes de tendencia ideológica opuesta -en la jerga periodística lo disfrazamos con un eufemismo de puta madre: 'línea editorial'-.
Lo hizo Felipe González, después José María Aznar y ahora Zapatero. Y más de lo mismo sucede en las comunidades autónomas, aunque no es momento ahora de recordar todos y cada uno de los casos, porque por desgracia llenaría un libro.
Zapatero dio licencia a sus amigos del Grupo Prisa -pro PSOE- y a la Mediapro de Jaume Roures, que con La Sexta y el diario Público, se han convertido en los mayores apoyos mediáticos nacionales en estos momentos del PSOE de la era zapaterista y postfelipista. Resultado: Mediapro le cogió el testigo de 'medio oficial' al Grupo Prisa.
La Sexta ha logrado conectar con un público joven y urbano con programas descarados, divertidos, desenfadados, como 'El Intermedio', 'Salvados', 'Buenafuente' o 'Sé lo que hicisteis', evidenciándose que detrás de la cadena hay estrellas de la inteligencia y el buen humor de Emilio Aragón, Andreu Buenafuente o el cocinero y empresario Karlos Arguiñano. Con éstos y otros espacios de menor éxito de audiencia, ha ido moldeando una imagen de televisión moderna, joven y muy atrevida, apuntalada con unos informativos que huyen de lo políticamente correcto, a diferencia del resto de cadenas.
Sin embargo, estos aciertos no han servido para hacer escalar posiciones en el ranking de audiencias, que sólo han reaccionado al alza con la Fórmula 1 y la emisión de partidos de la Liga Profesional de Fútbol española. Por ambos, Mediapro ha desembolsado sumas multimillonarias, rompiendo, según le acusan sus competidores directos, las reglas del mercado. ¿Para qué pagar cifras desorbitadas por la exclusividad del fútbol español y las carreras automovilísticas -con fichaje del calvo de Telencinco, Antonio Lobato, incluido- si no lo va a rentabilizar ni económicamente ni en audiencia?
¿Audiencia a cualquier precio? La Sexta responde 'sí'. Si su consistente programación no le hace ganar puntos -audiencia = publicidad-, entonces es necesario apostar a caballo ganador, es decir, Fórmula 1 y fútbol. Pero la televisión más rentable de España y líder durante los cinco últimos años hasta noviembre del 2008, Telecinco, responde 'no' a la cuestión planteada. ¿Pujar por el espectáculo de Fernando Alonso y cía pagando cifras que no se pueden rentabilizar después? De eso nada.
Y yo me pregunto. Si Telecinco lo tiene tan claro, ¿cómo lo va a hacer Mediapro y La Sexta para no dirigirse a la ruina? ¿Quizás con la TDT de pago? Posiblemente. De ahí sus presiones al gobierno para que la aprobara de forma inminente. Así lo hizo el ejecutivo de Zapatero, que tuvo que dar marchar atrás, sin embargo, ante el enfado de su otra novia mediática, el Grupo Prisa.
Al final, si no cambian mucho las cosas, el incomprensible despilfarro, la crisis económica y la fragmentación de audiencias pueden abocar a dos enemigos hasta ahora irreconciliables en futuros novios mediáticos. ¿Terminará esta relación en boda, es decir, en fusión? Es cuestión de tiempo.
3 comentarios:
Desde Andalucía te deseo una pronta recuperación.
Saludos
Que te pongas bueno pronto!!!!
ah yo pensaba que estabas muy bueno, te volvere a mirar mejor.
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