-Artículo escrito por mi buen amigo Carles Navarro-
Alfonso de Borbón Dampierre volvió a reclamar sus derechos dinásticos para portar la corona del trono de España. Y el milagro lo consiguió Telecinco al resucitarlo ayer por la noche en otro biopic que tantos buenos resultados le da a la cadena de Fuencarral. La primera de ‘Alfonso, el príncipe maldito’ fue seguido por más de 2 millones y medio de personas. Un primer episodio que comenzó con la primera audiencia que les concede Franco a los hijos del infante Don Jaime y termina con la crisis matrimonial de los pretendientes a ser reyes de España.
La interpretación de los actores que componían el elenco de la serie ha estado a la altura. Caras tan veteranas en el mundo de la interpretación como Fiorela Faltoyano, en el papel de Emmanuela Dampierre o Asunción Balaguer, que dio vida a la reina española en el exilio Victoria Eugenia, dieron una calidad interpretativa que dejó un regusto a trabajo bien hecho en la audiencia. Pero las jóvenes promesas del cine español tampoco se quedaron atrás. José Luis García Pérez interpretando al protagonista de la historia y Cristina Peña como Carmencita Martínez-Bordiu supieron darle la pasión necesaria a una historia de amor que enganchó, emocionó y conmocionó de principio a fin.
La única pega que le pondría al trabajo actoral es la imitación de la manera de hablar del actor que interpretaba al entonces príncipe de España don Juan Carlos de Borbón. Es cierto que nuestro rey tiene un deje muy particular a la hora de hablar, pero Fernando Gil, el actor en cuestión, fue un tanto exagerado a la hora ponerse en la piel del monarca.
Al público le gustan las historias de personas que, de una manera u otra, les resultan conocidas. Y Carmen Martínez-Bordiu, la nietísima, lo es desde que nació. A pesar de no haber reyes en la España de Franco, el clan del Generalísimo era lo más parecido a una familia real. Y así lo quiso Carmen Polo, cuando consigue que su nieta mayor y el príncipe Alfonso se casen. Lo que no le salió tan bien a la Collares es que su marido no cambiase el nombre de Juan Carlos por el de Alfonso en la sucesión de la jefatura del Estado. Y es a partir de ese momento cuando comienzan a sucederle toda una serie de catastróficas desdichas al nieto mayor de Alfonso XIII.
Un semana tendrá que esperar la audiencia para poder emocionarse con todo lo que le deparará el destino a Alfonso: la ruptura de su matrimonio, la muerte de su hijo mayor en accidente de tráfico y su trágico final en las pistas de esquí de Aspen, Colorado.
Una vida marcada por la desdicha y la desgracia. Una vida que podría haber sido muy diferente si el destino hubiese jugado las cartas a favor de Alfonso. Un vida vivida a cuerpo de rey y nunca mejor dicho.
PARA VOLVER A VER/LEER
- PROGRAMA ESPECIAL SOBRE HAITÍ CON IMÁGENES DE LA ZONA DEVASTADA...... COLUMNA DE LA IZQUIERDA
- PANORAMA DE LA SITUACIÓN DE LA TDT LOCAL EN LA COMUNITAT VALENCIANA: http://perevalenciano.blogspot.com/2010/01/el-fracaso-de-la-tdt-local-en-espana-el.html
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