PERSONAL --- Una anécdota a raíz del estudio de la OCU que demuestra que casi la mitad de los taxistas cometen irregularidades

Todos los medios de comunicación se han hecho eco de un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) (http://www.publico.es/espana/313583/trampas/taxistas/descubierto), según el cual casi la mitad de los taxistas comete alguna irregularidad con los clientes, en forma de rodeos, redondeos al alza, entre otros, que deja al gremio en mal lugar y que ya ha motivado una queja formal del sector y el anuncio de medidas legales.

Naturalmente que la generalización es siempre peligrosa, puesto que la mayoría de los taxistas serán, son, honrados. Pero les contaré una anécdota que me sucedió en la última Nochevieja por las calles de Valencia.

Cenamos un grupo de amigos de Granada y yo en mi casa y, por aquello de los controles de alcoholemia, decidimos coger un taxi -¿por qué un día de tanto trasiego no está en funcionamiento toda la noche el metro?-. Como éramos seis personas, tres fueron en uno y otros tres en otro, que seguía al primero. Yo iba en el segundo.

Al llegar a Valencia, por el camino de Moncada, el primer taxista, que viajaba con tres granadinos muy simpáticos pero que no conocen bien la capital del Turia, siguió por la calle Llano de Zaidía, después Mauro Guillén hasta llegar a Gran Vía Fernando el Católico, rumbo al barrio del Carmen. El primer taxista optó por obviar el túnel que está después de la sede de la Escuela Oficial de Idiomas y continuar por el carril de la derecha a sabiendas de que por este camino nos encontrábamos entre 5 y 6 semáforos más antes de atravesar el antiguo cauce del río y seguir por Fernando el Católico.

Evidentemente, la broma le hizo ganar unos euros más en una noche especialmente cara para tomar un taxi. Por no hablar de la odisea que tuvimos que vivir para coger el de vuelta a las 5 de la madrugada con todas las centralitas de las asociaciones de taxi colapsadas y con más de una hora de espera.