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- PROGRAMA ESPECIAL SOBRE HAITÍ CON IMÁGENES DE LA ZONA DEVASTADA...... COLUMNA DE LA IZQUIERDA

- PANORAMA DE LA SITUACIÓN DE LA TDT LOCAL EN LA COMUNITAT VALENCIANA: http://perevalenciano.blogspot.com/2010/01/el-fracaso-de-la-tdt-local-en-espana-el.html


martes, 31 de agosto de 2010

PERIODISMO VALENCIANO --- Adiós, Tele 7 (IV PARTE)


En septiembre del año pasado comenzó el inicio del fin de Tele 7. Abertis nos cortó la señal en las provincias de Alicante y Castellón por la abultada deuda y Ono nos había dado la puntilla por lo mismo, dejándonos hasta sin teléfono. Entre unos y otros, se nos impedía emitir en cadena y hacer desconexiones locales, en un contexto en el que se tuvo que abandonar de forma precipitada la sede central de la televisión en los Estudios Galaxia del polígono Fuente del Jarro de Paterna por desahucio dictado por un juez.

Con Ulibarri fuera de la televisión, Andrés Selma se quedaba con cerca del 90% del accionariado, con sólo la televisión de Sagunto en funcionamiento y con parte de la plantilla de Tele 7 Valencia (Tele Comarca) sin saber muy bien qué hacer, hasta que improvisamos la realización de varios programas desde la sede del Ateneo Mercantil de Valencia, en la céntrica Plaza del Ayuntamiento, primero; y, más tarde, en los bajos de un antiguo restaurante en la calle Maderas cedido amablemente por el gerente del Hotel Restaurante El Coso.

Pese al caos y varios meses de nóminas sin cobrar, con cortes intermitentes del servidor del correo electrónico genérico de la televisión, los compañeros de Valencia mantuvieron el tipo e hicieron lo que pudieron por hilvanar una programación realizada a caballo entre el 'cap i casal' y los estudios de Puerto de Sagunto, cinta para arriba, cinta para abajo. Hasta que en enero, a la vuelta de las vacaciones navideñas, habían sido despedidos todos, bien porque se habían acogido a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) iniciado meses atrás y que había reducido entonces a buena parte de la plantilla, bien porque habían sido fulminados sin más. Con este panorama, del que me enteré por uno de los afectados estando en Granada de vacaciones, regresé para volver a reajustar, por enésima vez, la programación de Tele 7, de nuevo realizada completamente desde los estudios de Puerto de Sagunto. Como dice el refrán, 'fer i desfer, faena del matalafer'. Pero había que hacerlo y se hizo.

Un nuevo disgusto se produjo al poco tiempo. Con el experimento fallido de hacerse cargo de Valencia y Sagunto sin pagar nóminas, la facturación seguía cayendo. Aun así, enero concluyó con 16.000 euros. Una cifra más que digna, pero que evidenciaba que la viabilidad pasaba, por doloroso que fuera, por una reducción de plantilla, en esta ocasión en Sagunto. Los nervios estaban a flor de piel y les tocó a cinco compañeros, más un sexto cuyo contrato vencía y no se renovó. En total, quedamos 10 personas, dos de ellas a media jornada y una tercera con contrato parcial de diez horas semanales.

Mis preocupaciones se centraron entonces en la programación, la facturación y en el pago de las nóminas de los que nos habíamos quedado. Con mucho esfuerzo por parte de todos, conseguimos mantenernos hasta abril, incrementando mes a mes la facturación hasta los 26.000 de este último. Un éxito incuestionable dadas las circunstancias, con hasta cinco nóminas impagadas.

Pero como los males nunca vienen solos, en diciembre, después de pelearlo mucho, ganamos provisionalmente por concurso público un documental turístico de Sagunto por el que la televisión se habría embolsado 48.000 euros, cantidad que prácticamente nos habría salvado de la ruina. Sí, provisionalmente. Después de varias semanas trabajando en el mismo, grabando imágenes, doblando a 5 idiomas el guión literario, obra de un servidor, nos dieron un mazazo muy doloroso: al tener una deuda abultada con la Seguridad Social, circunstancia que me habían ocultado, la confección del documental se la concedían a otra empresa con peor proyecto.

A partir de enero la deuda fue engordando hasta el punto de que, a pesar de no dejar de incrementar la facturación, cada vez se ingresaba menos, por lo que la angustia por no cobrar los salarios empezaba a hacerse insoportable. Trabajábamos más, facturábamos más... pero no podíamos cobrar. Resistí como pude los envites más que comprensibles de proveedores, ex trabajadores y trabajadores y ex colaboradores, que se amontonaban en mi despacho pidiendo lo suyo. Aun así y todo, la programación seguía manteniendo un mínimo de dignidad y la tele se mantenía por el esfuerzo de todos.

El tiempo transcurría y el agujero se hacía más grande. Los problemas se acumulaban sobre la mesa. Se había reducido plantilla, se había enderezado la facturación, pero el escollo con la Seguridad Social parecía insalvable. Pero aún teníamos que soportar algún golpe empresarial importante, como cuando Abertis nos cortó uno de los dos canales por los que emitíamos, el correspondiente a Tele Comarca, por lo que nos dejaba prácticamente sin cobertura en Valencia capital y nos perjudicaba gravemente en algunas zonas de Puerto de Sagunto y l'Horta Nord, incluyendo Puçol, donde firmé un importante convenio con el Ayuntamiento para cederle una hora diaria de programación a la Televisión Municipal de Puçol para salvarla del apagón analógico del mes de abril y cuya continuidad hacía peligrar nuestro particular apagón digital. Como los cangrejos.

El 3 de mayo nos convocaban a una reunión para ofrecernos la posibilidad de echar el cierre a la empresa, lanzándola a concurso de acreedores, y comenzar más tarde en otra. Una operación de resultado muy incierto que acabó por hundir los ánimos del personal en la lucha por la facturación. Aun así, mayo concluiría con un resultado más que digno.


En tales circunstancias, realicé una entrevista a un constructor de Alfara d'Algímia -localidad rebautizada como Alfara de la Baronia- http://www.youtube.com/watch?v=7N5DVogiG2k, cliente de la televisión y muy amigo de varios políticos de este municipio. Después de grabar el programa nos tomamos un café y analizamos la situación de la televisión. Le expliqué que el proyecto tenía futuro y le di datos que avalaban esta opinión. Como hace unos años había gestionado una televisión en Rivas Vaciamadrid, la posibilidad de ser socio del proyecto le atrajo enseguida.

Unos días más tarde había organizado una reunión a tres bandas para profundizar en el asunto, la primera en Alfara de la Baronia, a primera hora de la mañana, y la segunda en Segorbe, por la tarde, que se prolongó durante 4 horas. La sintonía entre ambos socios quedó de manifiesto y era claro que entraría en el proyecto. Buenas noticias, además, para la plantilla: se mantenían todos los puestos de trabajo y yo seguiría de director.

Esa noche lancé un mensaje optimista a la plantilla, aunque había que esperar. Días después la presencia del que sería el nuevo socio de referencia, y de quien dependería la gestión, era constante. Le fui facilitando toda la información a mi alcance para preparar su entrada y manteníamos reuniones diarias para analizar mil y un asuntos. Todo bien hasta que llegó la hora de hablar con la plantilla. Su propuesta pasaba por empezar de cero en una empresa nueva sin subrogarnos los derechos, sin antigüedad y sin finiquito de la anterior, amén de medio mes de vacaciones para este año, regateando 15 días a unos trabajadores exhaustos. Las dudas de algunos por seguir en estas condiciones, incluyéndome yo, motivó otra reunión tras la comida. A la vuelta, las vacaciones se habían ampliado a un mes y yo me había decantado por continuar en la tele tras una reunión privada en mi despacho con muy buenas palabras, pero 'de forment, ni un gra'.

La mayoría de los compañeros continuaban dudando. Y, así, entre dudas angustiosas, transcurrieron unos días, que me sirvieron para reflexionar y declinar seguir en la nueva empresa, que se constituiría a medias entre los dos constructores, si no se subrogaban los derechos o se nos finiquitaba correctamente en Comercial Alyma para comenzar de cero en su sucesora.

En ese preciso instante comenzó mi defenestración. Semanas antes de constituirse la sustituta de Comercial Alyma, el nuevo socio ya ejercía de director -posiblemente el primer constructor del mundo director y presentador de televisión-. Fui expulsado de una reunión con el resto de mis compañeros al ser preguntado si había cambiado de opinión. Se les comunicó que yo ya no era el director de la televisión, un hecho que jamás se me indicó por escrito. Durante 10 días estuve presentando los dos espacios semanales del 'Más Madera Calderona', como de costumbre, mientras tanto los dos nuevos socios me animaban a que me fuera de vacaciones para reflexionar, pues 'fuera hace mucho frío'.

Tuve que soportar ninguneos, prohibiciones ridículas -como hablar con mis compañeros- y charlas recriminatorias, cuando no insultantes, que no procede repetir. O un intento de llegar a un acuerdo para dejar la empresa que pasaba por reconocer un despido objetivo sin garantía en el cobro del mismo y de los salarios adeudados. Un chiste, vamos. Y en lugar de darme una salida digna de la empresa a la que yo mismo le di viabilidad con el nuevo socio, amén de otras muchas gestiones muy beneficiosas para el grupo que no puedo contar, me encontré un 15 de junio con una notificación por escrito informándome que desde ese día y hasta el 28 de junio estaba de vacaciones. Y lo hacían por mi bien, no se cansaron de repetirme pelé y melé antes y después, pese a que la carta, con fecha 14 de junio, pero entregada ese mismo día 15 -más un burofax, por si no me había dado por enterado-, me invitaba, no sólo a marcharme a descansar, sino también a recoger todos mis objetos personales y depositar las llaves de mi despacho hasta mi reincorporación el 29 de junio.

Para que no utilizaran en mi ausencia mi persona en nombre de Tele 7, envié un comunicado a los medios de comunicación y amigos (http://perevalenciano.blogspot.com/2010/06/personal-para-que-no-se-utilice-mi.html), que recogieron algunos medios en sus ediciones digitales, como El Económico en Sagunto, y Levante, en su edición general, con un resumen en un destacado, y en la edición comarcal, con réplica por parte de la empresa, que alegaba causas económicas en mi 'despido'.

Pero el despido llegó, después de tres días inenarrables, el 2 de julio, un día difícil de olvidar por el sermón de pelé y melé -memorizado de la A a la Z- antes de darme una carta de despido que, como no podía ser menos, estaba al nivel chapucero de las últimas semanas. Después de tres días en las que se me prohibió verbalmente que hablara con mis compañeros y no saliera de mi despacho, unas recomendaciones que lógicamente incumplí, llegó el despido, con perlas interesantes. Por ejemplo, alargaron el proceso todo lo que pudieron para acogerse a la recién aprobada reforma laboral y ahorrarse indemnización. Segundo, me entregaron un finiquito que no pagaron, como tampoco los salarios pendientes. Ni siquiera junio, siendo el único empleado, junto a otra compañera de baja, que no cobré la nómina de dicho mes. Discriminación. Pero lo mejor estaba en la exposición de motivos, con párrafos calcados a los utilizados en los despidos del mes de enero, incurriendo en meteduras de pata memorables.

Todavía pasarían unas semanas hasta que los trabajadores que se quedaron firmaron el alta en la nueva empresa. Después del revuelo montado conmigo y para evitar más deserciones o polémicas públicas, los que tanto se obstinaron en mantener la antigüedad -para ahorrarse un puñado de euros-, cedieron, de manera que mis compañeros han salvado su puesto de trabajo con dignidad; han mantenido la antigüedad, han cobrado con regularidad sus nóminas y algunos atrasos y han disfrutado de un mes entero de vacaciones. Mi sacrificio profesional ha servido, por tanto, para algo. ¿Tanto revuelo para aceptar lo que negaron una y mil veces?

Resultado: he aquí una empresa nueva que quiere partir de cero en cuanto a la asunción de las deudas del pasado, pese a haber absorbido el 90% de la plantilla antigua, mantener el nombre de la televisión y emitir desde el mismo centro de producción.

Desde luego, si querían hacerme daño, lo consiguieron. Han querido ahorrarse lo que me deben y han puesto en duda mi más que acreditada profesionalidad, responsabilidad y rentabilidad -y eso que en esta serie de artículos he contado lo mínimo-. Por ello, he querido escribir en este blog lo sucedido. Pero hoy pongo fin definitivo a una etapa. Ahora comienza otro ciclo profesional ilusionante, y escribo, tranquila y más desapasionadamente, la trayectoria de lo que pudo ser y no fue el proyecto de Tele 7 para plasmarla en un libro.

Noticias relacionadas:
Parte I: http://perevalenciano.blogspot.com/2010/07/television-adios-tele-7-i-parte.html
Parte II: http://perevalenciano.blogspot.com/2010/07/television-adios-tele-7-ii.html
Parte III: http://perevalenciano.blogspot.com/2010/07/periodismo-valenciano-adios-tele-7-iii.html
Parte V (última): http://perevalenciano.blogspot.com/2010/08/periodismo-valenciano-adios-tele-7-y-v.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

con dos cojones!